La educación inclusiva no es un adorno ni una bonita teoría: debería ser una realidad en el aula. Y en esa realidad, la figura de la Intérprete de Lengua de Signos (ILS) es clave para que el alumnado sordo tenga acceso a la misma información que el resto.
Sin embargo, muchas veces el profesorado no sabe bien cómo actuar cuando hay una intérprete en clase. ¿Le hablo? ¿No le hablo? ¿La ignoro? ¿Le doy las gracias? ¿Le ofrezco un café?
Respira, que para eso está este decálogo de supervivencia para profes con ILS. Se trata de una guía que ya publiqué hace un tiempo, ahora con una versión revisada. Si lo sigues, evitarás situaciones incómodas, mejorarás la comunicación en el aula y, lo más importante, garantizarás que tu alumnado sordo reciba toda la información que necesita.
Un poco de contexto
Lo primero de todo, si tienes interés, puedes consultar una valiosa y sencilla información proporcionada por la CNSE en su espacio de LSE en el aula; además, puedes dirigirte a la web de FILSE y consultar el código ético de estas profesionales.
Además de haber sido intérprete durante un tiempo, he sido también profesora de alumnado sordo durante una década. Eso significa que compartía aula con otros compañeros y compañeras docentes, con las mismas atribuciones que cualquier otra persona del equipo, pero con la función de atender al alumnado con discapacidad auditiva. Es decir, yo daba mis clases de Geografía, Historia o Historia del Arte (además de Tecnología, Anatomía, Música -¡os lo juro!-, Filosofía, y más -ya os contaré esto también-).
Desde esa posición, viví de forma directa lo que hoy llamaríamos docencia compartida, aunque no fue una experiencia precisamente positiva. No podía sentir que la clase fuera mía por igual. Tenía que adaptarme a lo que se hiciera para la mayoría, y mientras me dejara llevar, todo era perfecto (para el resto) pero cuando reclamaba ciertas cosas, venían los problemas.
Podría decirse que, desde mi lugar como docente, viví una pequeña muestra de la discriminación y el aislamiento que sufría el alumnado sordo a diario en todos los ámbitos. Y ya os digo que no es nada bonito, y eso que lo que pude experimentar sería solo una minucia si lo comparamos.
Pero bueno, eso lo dejaré para otra entrada. Hoy me centro en este decálogo, que, como decía, nace de vivencias reales y que he intentado recoger con cariño, claridad y algo de ironía. Puede que haya puntos matizables o que se puedan añadir otros. Si es así, todas las aportaciones serán bienvenidas, siempre que vengan desde el respeto y con ánimo constructivo.
Descarga el decálogo
Este decálogo está hecho a partir de mi experiencia en primera persona y lo he contrastado con otras profesionales de la interpretación. Muchas de las situaciones que se recogen aquí las he vivido una y otra vez en el aula, y por eso las he querido plasmar tal cual, con un poco de humor, pero muy en serio.
Si queréis, lo podéis descargar.